Por hechos históricos, como los que sucedieron en el Medioevo, se ha generado la concepción que la ciencia y lo relacionado con Dios son hechos que son totalmente opuestos. Que una persona que crea en Jehová debe ir en contra de toda manifestación de la ciencia ya que son hechos “inverosímiles” y viceversa . Acaso esto es verdad?
Indagando en la palabra de Dios este hecho resulta ser una mentira, ya que la ciencia es un don del Espíritu Santo como lo apreciamos en 1 de Corintios 12:7-8 7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. 8 Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu. Vemos pues que Dios aprueba la ciencia ya que es una manifestación del Espíritu. En la Biblia podemos apreciar que Salomón (El más sabio de todos los reyes de la tierra) era biólogo como lo confirma el siguiente apartado de las Escrituras en 1 de Reyes 4:33 También disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta el hisopo que nace en la pared. Asimismo disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre los reptiles y sobre los peces. Grandes mentes de la historia, como Newton, Euler, Descartes, Galileo y Pascal entre otros muchos más, fueron Deístas.
Al ser Jehová el creador del universo, es natural pensar que Él fue la Mente Prodigiosa que creó las matemáticas, la física, la biología y la química, todo el universo funciona en armonía con las leyes que se encuentra en estas ciencias y la relación que existe entre ellas, estructuras que Dios concibió para la formación del universo. El hombre no crea ciencia, por que la dicha ya esta construida, el hombre sencillamente descubre los grandes misterios que se encuentran en la naturaleza que observamos, misterios que fueron planteados desde la creación de los cielos y la tierra. Es curioso que muchos de los modelos matemáticos descubiertos hace mucho tiempo, como los grupos de permutaciones (teoría que se estudió por primera vez a finales del siglo XVIII), permitan describir comportamientos inmersos en la física cuántica (que se empezó a desarrollar a principios del Siglo XX), como este hay miles de ejemplos que demuestran que las estructuras matemáticas siempre han existido y que son innumerables los comportamientos de la naturaleza que pueden describirse con las matemáticas. Constituidas de ese modo, en orden, por el Creador del universo.
Sin embargo hay una mal llamada “ciencia” la cual solo se limita a pensar en lo “tangible”, en lo que la razón humana solo puede concebir. Es donde aquí muchos científicos se equivocan ya que ellos al no ver la naturaleza “tangible” de la existencia de Dios, sencillamente no creen en Él y Lo niegan a toda costa. Llegan a grandes extremos, como decir que el universo fue un simple producto de la casualidad de una gran explosión, la vida fue el producto de inexplicables cambios a lo largo del tiempo. En fin este tipo de “ciencia” es la que debemos ignorar como cristianos, ya que la lógica de Dios es superior a la humana y muchos de los misterios que esconde el universo no se develan al no tener el hombre su Magnífica Sabiduría; como lo dice el siguiente versículo de la Palabra de Dios, en 1 de Corintios 1:25: Por que lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Es por eso que como pueblo de Dios debemos fortalecer nuestra fe.
Jehová ha permitido que el hombre desarrolle inteligencia y ha dejado al hombre que aumente los descubrimientos de la ciencia, como lo dice Daniel 2:21-22 21 El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia de los entendidos. 22 El revela lo profundo de la tierra y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz. Considiera el hecho que tu mi estimado amigo lees este blog gracias a que Dios ha permitido estos grandes avances de la tecnología, es un hecho profético que se está cumpliendo (Daniel 12:4).
Concluyendo, Dios y la ciencia no son rivales, ya que mediante la ciencia Jehová constituyó la majestuosa creación!
Eclektos
